La tecnología es un campo que va creciendo y evolucionando a la velocidad de la luz, y si no estamos atentos nos quedaremos obsoletos enseguida. Los discos duros de gran capacidad, conocidos popularmente como HDD, se convirtieron hace dos décadas en la referencia del mercado. Podían guardar una enorme cantidad de archivos y su velocidad era razonablemente buena. Pero luego llegaron los discos SSD, más rápidos, más delgados… Y todo se complicó (y mejoró) mucho más.
Si estás interesado en comprar un nuevo ordenador o simplemente quieres adquirir un nuevo disco duro, lo mínimo es conocer las diferencias entre estos dos formatos. El HDD es menos rápido, aunque suele traer capacidades mayores, y su precio es muy inferior. El SSD, por su parte, es más rápido, más delgado y hace menos ruido, pero también es más caro si queremos llegar a capacidades por encima de 1 Tb. Existen además los SSD M2, una nueva versión aún más pequeña de estos discos, más rápida, y por supuesto más cara.
Si necesitas guardar muchos archivos, de gran tamaño, y trastear continuamente con ellos, lo mejor es comprar un SSD, ya que será una inversión. Si por el contrario eres un usuario medio que simplemente utiliza el ordenador para hacer algunos trabajos, investigar en Internet o ver películas y series, el HDD seguramente sea mejor opción para ti, puesto que tampoco notarás mucho la diferencia de velocidad. La opción más equilibrada, de hecho, es comprar ambos, el SSD de pequeña capacidad para meter ahí el sistema operativo y algún programa, y el HDD para el resto de documentos y archivos.
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