A veces, cuando estamos trabajando con nuestro ordenador pero tenemos que ausentarnos durante un rato, preferimos no gastar tanta energía y dejarlo en suspensión. No queremos apagarlo, porque entonces se perdería el trabajo que estamos haciendo, y tardaríamos más en cargarlo. Por eso hay dos opciones diferentes, para conseguir que la sesión quede en suspenso, cada una de ellas con sus peculiaridades:
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Suspensión:
Se trata de un modo en el cual nuestro ordenador quedará suspendido, se cierra
la sesión abierta, pero se mantiene el
estado actual de la misma, con todas las ventanas de trabajo, programas y
demás, guardados en le RAM. Consume
algo de energía, pero su restablecimiento es muy rápido.
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Hibernación:
es un modo muy similar, aunque algo más profundo. En lugar de utilizar la RAM, el PC guarda la situación de la sesión en
el disco duro, lo que hará que necesitemos un poco de espacio extra para la
misma, y que el reinicio no sea tan rápido al fin y al cabo. Eso sí, nos ahorraremos bastante energía, ya
que la hibernación permite que el PC esté casi apagado, sin consumir nada.
Nosotros recomendamos utilizar
la suspensión, sobre todo si es una sesión bastante grande la que vamos a
dejar “congelada”. En el caso de que te retires definitivamente del ordenador,
al menos por unas horas, lo mejor es apagarlo para que así no se consuma energía extra.
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